¿ por qué no hablamos de poesía ?

21 de mayo de 2009
Guerra de identidad + Cuaderno de batallas

Un amigo hace tiempo insistió en preguntarnos las razones por las que apenas hablábamos de poesía en el blog. Al instante, los otros dos infames se giraron como si prestaran atención a algo que sucedía al otro lado del bar. Y yo me quedé delante del organillo de la misma pregunta una y otra vez, sin saber qué decirle. Para que callara tuve que inventarme una -no tenía ingenio aquella noche para poder convencerle con un catálogo más amplio de motivos-, y aunque traté de darle al menos una razón (inventada), él debió interpretarla como una excusa y un camuflado "¿quieres hacer el favor de callarte, por favor?".

De aquella noche no recuerdo gran cosa: dos matracas más que me dieron (que con la de mi amigo suman tres) y otra que impartí a un casi desconocido parroquiano al que insistí en las muchas virtudes de Charles Mingus como músico (aquí, aquí y aquí) y en las (enormes) ganas que tenía de poder encontrar y leer (por fin) sus memorias 'Menos que un perro'. Lo que soy incapaz de recordar es qué le respondí a nuestro amigo para escabullirme de su pregunta, porque en realidad nada en nuestro (inexistente, por otra parte) decálogo de Tipos Infames nos impide hablar de poesía. Si estuve serio y místico quizá le dije que respetamos demasiado a la poesía y a los grandes poetas, pero no me veo en tales lides; quizá le dije sin más que leemos menos poesía porque somos lectores noveleros (y qué le vamos a hacer, todos tenemos nuestros defectos); o quizá, en un involuntario acto de debilidad, le expliqué que puede que nos cueste más enfrentarnos a un poema que a un cuento (aunque a veces las diferencias no sean tan pronunciadas), que puede que aunque disfrutemos con la poesía nos cuesta decir después algo más, no sé...

El caso es que hoy hemos tenido la inmensa suerte de poder escuchar a dos poetas enfrentados a sus propios poemas, en un recital que nos hace dudar si la poesía -escribirla y leerla- es un asunto solitario que uno debe ejercitar y disfrutar en la intimidad, o si bien al contrario puede ser una auténtica fiesta a compartir entre amigos y desconocidos. Sea lo que sea, un poema leído por su propio autor es distinto al mismo poema leído en silencio por un lector anónimo que llega a su casa y abre después de una cerveza la primera página del libro.

Déborah Vukušić presentó la segunda edición revisada y (con gusto) ampliada de su 'Guerra de identidad' (Baile del Sol). Extraigo este poema que puede ser el doble (revisado y ampliado) de aquel con el que abría la primera edición del poemario (y que ya citamos allá por finales de enero de este año cuando hablabamos de los intentos de Mihal Sebastian y Marcel Reich-Ranicki por compatibilizar sus propias mitades).


me llamo déborah vukušić
y mi nombre es una cruz
cada vez que preguntan de donde vengo
se rompe el armisticio

cada paso que doy
puede activar la guerra

cada persona que conozco
puede herirme

cada día
temo la batalla
como temo los espejos
cada día

y siempre es del mismo modo
siempre es igual
estoy dual / mezclada / dividida

así que no dejaré de cantar

cantaré nuevos fragmentos de mis dos mitades
sin salvavidas y sin colchón
repito
sin salvavidas y sin colchón

cantar es lo único que me puede llevar
al silencio
definitivo

nunca más salvaré personas
que no deben ser salvadas

eso sí
esta vez

tampoco tendré piedad conmigo


Tú también eres un loser (o no?)

De David González me quedaré con el último de los poemas que leyó, titulado 'Excusa', del poemario 'Loser' (Bartleby), una auténtica novedad en la librería donde estuvimos (no llegará al resto hasta -creo- la próxima semana). Y así terminó el recital: intenso y crítico:

EXCUSA

no, yo no trabajo
en una fábrica de armas
ni levanto muros de cemento armado
o redes de alambre de espino
no, yo no trabajo
en ese ramo de la construcción
ni soy el brazo de la ley
que trata de llegar al cuello
o a las ropas de inmigrantes i legales
cuando tratan de pasar por encima
de esos muros y alambradas
ni tampoco soy,
en otro orden de cosas,
el gancho, la porra, el rifle o el arpón
que asesinan a sangre fría
focas, ballenas o cualquier otra especie
animal que se les ponga por delante
no, yo no trabajo
en ninguna de esas historias
o en otras por el estilo
no, lo lamento,
yo no tengo vuestra excusa:
yo no tengo
crías que alimentar

Y así termina el post de hoy. Inicialmente destinado a aplacar la ira e insistencia (insoportable) de nuestro amigo, y dedicado merecidamente a la poesía. A nuestro amigo, aparte de recomendarle los libros de Déborah y David, le volvemos a decir que no hay razón alguna para no hablar de poesía en este blog, y le prometemos -si él lo desea- un post especial sobre Las Jarchas o un homenaje al Poema de Mio Cid que seguro le emocionarán.


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1 comentario

  • gracias, gracias, gracias!
    fue un lujo de recital, de espacio y de compañía.
    gracias gonzalo e iñaki, por vuestro cariño, por vuestra-nuestra casa de libro.