ITINERARIO ALTERNATIVO POR UNA LIBRERÍA

23 de abril de 2008
Espoleados por el personaje de el Lector que en la obra de Italo Calvino Si una noche de invierno un viajero entra en una librería para comprar (la repetición es necesaria porque el inicio del libro es realmente así) la novela de Italo Calvino Si una noche de invierno un viajero, nos hemos planteado una aventura de proporción y riesgo semejante: entrar a una librería con la intención de buscar y encontrar algunos títulos interesantes (haciendo de paso mención y homenaje a una de nuestras novelas preferidas).

Es sorprendente observar el tiempo medio de duración de un libro-novedad en los grandes almacenes. En el mercado editorial hay una oferta de títulos en continuo crecimiento, lo que implica que cada vez los libros duren menos en las librerías; si una novedad no hace “ruido” al aparecer, su próxima y silenciosa desaparición se encuentra cercana. Que estas andanzas y tribulaciones por esta librería pequeña y aún sin nombre que nos gusta imaginar sirvan para “salvar” algunos libros del anonimato.

BLAISE CENDRARS, Ron (Barataria, 2008)

Jean Galmot ha muerto. Pero ¿quién es Jean Galmot y cómo recuperar su vida por escrito?.
Los personajes de Blaise Cendrars siempre son excesivos, radicales en su modo de entender la vida. Héroes modernos con la vista siempre dirigida hacia algo tan intangible que las existencias de los demás no logran intuir. La acción es el medio para alcanzar ese logro inefable: pocas veces vida y poesía se han sentido tan cercanas al escribir. Desde la misma dedicatoria del libro encontramos claras sus motivaciones: “Dedico esta vida aventurera de Jean Galmot a los jóvenes de hoy, cansados de la literatura para mostrarles que una novela también puede ser un acto”.

Jean Galmot ha muerto en extrañas circunstancias, acusando a sus enemigos de envenenamiento, pero al practicar su autopsia “resulta que su corazón, el corazón de ese muerto, desaparece, como el bolso de una hermosa mujer”. A partir de este hecho el narrador se abisma a la búsqueda de las extrañas historias que rodean esta vida legendaria (fue periodista, empresario del ron, diputado de la Guayana e incluso buscador de oro), recopilando todo tipo de información, desde noticias de periódico hasta cartas astrales.

Leer Ron y a Blaise Cendrars supone una celebración del mundo, una apuesta extrema por la vida y la literatura, imposibles la una sin la otra. Encontrarlo entre novedades ramplonas ha sido una alegría: confiamos en que sigan las reediciones de su obra.



ANDRÉS IBÁÑEZ, El perfume del cardamomo (Impedimenta, 2008)

No existe nada parecido a la obra de Andrés Ibáñez. Cuando leímos La música del mundo o el efecto Montoliu (Seix Barral, 1995) no encontramos ninguna obra con la que poder tender una tímida línea de influencia o relación. No nos parecía un autor de ascendencia española y disfrutábamos imaginando mascaradas e imposturas en las que intervenían a nuestro gusto autores como Nabokov o el cubano Lezama Lima. Seguirle la pista (El mundo en la era de Varick, La sombra del pájaro lira) confirmó su extrañamiento dentro del panorama literario nacional, la imposibilidad de clasificarle, y amplió aún más las posibilidades de nuestro juego por encontrarle parientes.

Con la publicación de El perfume del cardamomo, Andrés Ibáñez vuelve a superar nuestra imaginación y presenta un volumen de cuentos chinos. Pero el “aromático” libro no trata de imitar los modelos de la cultura a la que su autor trata de homenajear, sino asumir su peculiar forma de observar el mundo y contarlo. Y esta cualidad de la literatura china al nombrar el mundo conlleva una sonoridad especial. La música particularmente hermosa del Cardamomo nos transporta a un mundo donde lo misterioso, la intuición y la imaginación ganan la partida a la razón y la materia.

Si la tarea de un (gran) escritor consiste en hallar la voz peculiar y necesaria para su libro y desaparecer tras ella, El perfume del cardamomo es una magnífica obra. Nadie se ha resistido a la voz china de Andrés Ibáñez.



JOSÉ-MIGUEL ULLÁN, Ondulaciones. Poesía Reunida (1968-2007) (Galaxia Gutenberg, 2008)

Este enorme volumen de sugerente título recoge la “poesía reunida” de Ullán. No se trata de una antología al uso, sino de un nuevo itinerario de lectura, con añadidos y supresiones, por una de las obras creativas más inquietantes y arriesgadas que conocemos. La poesía no es sólo lo que siempre nos habían dicho y obligado a leer, ni lo que algunos “popes” del “ministerio lírico” se empeñan en repetir poemario tras poemario.

Suele distinguirse a la novela como el género literario que ha sabido absorber y servirse de otros formatos y lenguajes que en principio le eran ajenos (la correspondencia, el lenguaje científico…) hasta tal punto que hoy día su uso no nos sorprende y son recursos habituales hasta en las peores novelas. Pero algunos poetas se han lanzado, curiosos e inquietos, a la búsqueda de nuevos lenguajes poéticos como vehículos de expresión en otros campos de la creación. José-Miguel Ullán emplea garabatos (agrafismos), dibujos de otros, espacios en blanco, fotografías, enumeraciones a modo de diario o necrológicas, collages, fragmentos de páginas de libros ajenos… La enumeración podría ser más amplia, pero es suficiente si queda claro que la pregunta y discusión sobre la palabra poética adquiere tintes más lúdicos y experimentales. Ondulaciones recoge también sus colaboraciones con artistas como Saura, Chillida, Miró, Tápies, Palazuelo, Sempere, Broto o Sicilia.

Quienes no conozcan la obra de Ullán quedarán alegremente conmocionados y sorprendidos abriendo el libro al azar, aunque esta Obra reunida tiene, entre otras, la virtud de conseguir que esta sensación no decaiga. Cada poemario es una apuesta arriesgada, tanto para su autor como para el lector, que se enfrenta constantemente con algo nuevo que le impide acomodarse en un comportamiento de lectura único.

Julio Cortázar y Octavio Paz exaltaron la poesía de Ullán. Para incitar a su lectura recordamos lo que de él dijo María Zambrano: “[Ullán] es eso tan raro hoy –época de profesores y comentaristas- que se llama cantor, un ser viviente entre tanto simulacro de vida”.


Para que nunca falte un buen libro que llevarse a la boca:

Blaise Cendrars es bastante conocido aunque no tan leído como debiera: es autor de la deslumbrante (según Henry Miller) novela Moravagine y del poemario Prosa del Transiberiano y de la pequeña Jehanne de Francia.

Otro aventurado autor en lo escrito y en el modo de vida es René Daumal, de quien sólo ha llegado traducido El monte análogo. Novela de aventuras alpinas no euclidianas y simbólicamente auténticas.

Después de leer El perfume de cardamomo las posibilidades para seguir leyendo se bifurcan en dos caminos (que quiza tiempo después vuelvan a cruzarse): probar con otro libro de Andrés Ibáñez o con alguno de la lista de literatura china que él recomienda al final del libro.

Para quien no se atreva, de primeras y con toda razón, con un libro de más de 1.300 páginas, puede buscar Ardicia, la anterior obra antológica de Ullán. Propuestas similares por experimentar y renovar la escritura poética también las encontramos en las obras de los autores que recopilados en La escritura en libertad. Antología de la poesía experimental.
(Publicado en soitu.es, 23-4-2008)

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  • Las grupis solicitamos reseña infame de "Cartapacios" de Aníbal Núñez, ¡YA! ¡Es una solicitud de la periferia de la periferia! Besos