CRÓNICAS DE UN PUEBLO

7 de agosto de 2008
Siempre se olvida algo, o mucho como en mi caso. Nunca recuerdo nombres de autores o títulos de obras aunque éstas me hayan entusiasmado. Sin embargo, ahora que marcho a Galicia, me surge con claridad y potencia el título y nombre de un escritor. Se trata de 'Cortejo de sombras' (Galaxia Gutenberg, 2008) de Julián Ríos .

Más que una novela es una crónica de un pequeño pueblo gallego a lo largo de los años. Una recopilación de historias inventadas que bien pudieron haber sido ciertas, pues las constantes humanas (odio, envidia, amor…) se repiten allí donde hay vida.

De la mano del comerciante Mortes, que huye de la ciudad, llegamos a Tamoga (nombre simbólico), una aldea donde la vida cotidiana transcurre sin grandes acontecimientos y entre personajes que casi podríamos conocer. El sastre, la anciana (que recuerda a la solterona de Faulkner en 'A Rose For Emily' ), el perturbado, el cacique… componen con sus historias una amalgama de cuentos que coexisten interrelacionados entre sí en un pueblo cerrado.

Julián Ríos (acompañado por Germán Sierra,
Juan Francisco Ferré y Eloy Fernández Porta)

La capacidad de observación, la captación de ambientes y tipos del pueblo provinciano español de hace 40 años hace de este compendio de supervivencias, si es que en aquella época podía suponerle otro sustantivo, tenga ecos de intemporalidad. Es la particular Galicia del escritor, la de sus recuerdos de infancia y adolescencia, pero también la que resuena al pueblo de nuestros ancestros al cual regresamos puntualmente en nuestras vacaciones.

Sin embargo, este espíritu del pasado recobrado puede dejar a algún lector algo alejado de la trama, debido en parte a que los estupendos relatos que Ríos ha sabido construir no han sido escritos en la actualidad. Aunque la publicación de Cortejo de sombras es de este mismo año, data de entre 1966 y 1968. Comenta el autor en el prólogo que durante años estos textos permanecieron en un cajón de su escritorio, posponiendo el proyecto de un primer libro por otros nuevos que parecían surgir con más urgencia. Julián Ríos confiesa haber padecido algún remordimiento por ese olvido intencionado. Pero, después de 40 años, se encontró de nuevo con la obra, la releyó, modificando su rol de autor para convertirse en lector; una ambivalencia que sin 'pseudomasoquismos' le ha permitido sacar a la luz su primera y última obra.

Este parto literario sin dolor nos permite también ampliar el espectro de la formación del escritor, conocido hasta ahora sobre todo por su faceta más 'vanguardista', influenciada sobre todo (y resumiendo mucho) por James Joyce . De esta forma vemos rasgos característicos de la Literatura Hispanoamericana de la época (recordemos la explosión que tuvo en los 60 y el llamado 'boom'). Resulta muy difícil no fijarnos en las obras de Onetti o en la espléndida novela de Juan Rulfo, Pedro Páramo.

Es esta última la que parece haber ejercido mayor influencia en el joven Ríos. Lo que resulta increíble es la capacidad que tiene el autor, al igual que Rulfo, para superar lo local, sacando la misma esencia común que habita en todos los lugares y las personas que los habitan. Es ahí donde radica lo universal, lo que hace sentirnos cercanos a los relatos que se cuentan. Parece increíble que esta síntesis pueda conjugarla un novísimo literato que esquiva los particularismos innecesarios para transportarnos a un espacio imaginario que somos nosotros mismos.

Primera edición de Larva con ilustración de Antonio Saura.

Si ya conocíamos al Julián Ríos más experimental de Larva. Babel de una noche de San Juan o Poundemonium, cuya publicación le convirtieron en una 'rara avis' dentro del panorama nacional, con 'Cortejo de sombras', que promete la reedición de toda su obra anterior y la que vendrá por parte de la editorial Galaxia—Gutenberg, nos situamos en el inicio de la trayectoria del escritor. Una buena posibilidad para empezar a leer este singular autor y disfrutar de toda su obra.

Publicado en soitu.es (5-08-2008)


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