El regreso del pelotón chiflado

4 de noviembre de 2008
Cuando ser Bill Murray no molaba...

No se equivoquen. Si creen que éste será uno de tantos artículos para nostálgicos de lo retro y amantes de películas ochenteras que tanto gustan, desengáñense de inmediato. Así que vayan desempolvando sus herrumbrosos cascos prusianos y calen bayonetas, que nos vamos de paseo en compañía de nuestra amiga la baronesa Thyssen'C´est la guerre!'.

¡Y es que cómo hemos disfrutado la exposición '¡1914! La Vanguardia y la Gran Guerra'! (Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid). Una muestra que refleja el momento en el que las contradicciones que la Modernidad había ido anudando paulatinamente acabaron por confluir y estallar. Ese instante que quedó plasmado en toda una serie de obras terribles e intensas en su belleza. Pero también en lo mordaz de algunas sátiras y obras de denuncia, brillantes en lo oscuro de aquellos tiempos. Cuando salimos del museo por la salida de emergencia de Vainica Doble, cayó en nuestras manos un artefacto contra la estupidez humana de la cual les estamos hablando: 'Las aventuras del buen soldado Svejk' (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, 2008) del checo (¡no sólo de Kafka vive Chequia!) Jaroslav Hasek.

'Las aventuras…' es una novela hilarante y subversiva en la que acompañamos a Svejk, declarado idiota oficial por las instancias competentes, a lo largo del frente de combate. Las mismas alambradas y trincheras que recorrió su autor, y cuyas experiencias le movieron a escribir esta obra. Hasek se valdría del humor como herramienta para salir de sí mismo y de todo aquel absurdo que fue la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, y tras el chiste macabro, todavía se vislumbra algo de toda aquella amargura desesperada.

Cuando cerramos el libro advertimos cómo el más estúpido de los militares acaba por ser también el más sabio en medio del gran sinsentido que supone cualquier guerra (la misma sensación que nos asedia cuando vemos a Paris Hilton en la televisión). Novela inmensa en todos los sentidos, este manifiesto antibélico ha sido colocado por Bertolt Brecht entre las tres mejores obras de todos los tiempos. ¡Y quién somos nosotros para discutirle!

"Y tú... ¿qué cojones estás mirando?"

Y ya que estamos, vamos a recomendaros otros ejemplos de cómo el humor ha servido de vía de escape hasta en las situaciones más angustiosas:

Eugenio Fernández Granell: 'La novela del indio Tupinamba' (Ediciós do castro, 2002)
Acostumbrados como estamos al incesante goteo de obras dedicadas a la Guerra Civil española (casi todas ellas bajo el común denominador del sopor más absoluto, dicho sea de paso…) queremos hablarles de una novela cuyo autor comprendió que nuestra contienda sólo podría ser narrada a través de una farsa surrealista. Un surrealismo que bebe tanto en las fuentes bretonianas como en el peculiar humor negro de muchos gallegos. Granell, pintor y compañero de Orwell en el POUM durante la guerra, se traviste para narrar desde la mirada del otro el absurdo que deshizo (física y moralmente) a toda una generación.


Vladimir Voinóvich: 'Vida e insólitas peripecias del soldado Iván Chonkin' (Libros del Asteroide, 2007). Al igual que la extraordinaria 'Vida y destino' de su amigo Vasili Grossman, esta obra ha tenido que sufrir miles de vicisitudes para poder ser publicada en su país (de nada le sirvió a su autor el haber parido el himno de los cosmonautas soviéticos). Cuando uno termina de leer este libro, no sabe si ha estado llorando por los hilarantes episodios del soldado olvidado en una remota aldea rusa durante la Segunda Guerra Mundial (algo así como un doctor en Alaska con olor a Stroganoff) o por la sinrazón del régimen stalinista. Lo han calificado como el 'Trampa 22' soviético. Y no se han equivocado.



Publicado en soitu.es 15-10-2008

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1 comentario

  • Gracias a los Tipos Infames, sin cuya recomendación (y asistencia directa en forma de préstamo), nunca habría leído Las Aventuras del Buen Soldado Svejk:

    http://parafernalia.lacoctelera.net/post/2009/10/09/el-buen-soldado-vejk-jaroslav-hasek