Ese hombre de pelo cano

28 de enero de 2009
Andy Warhol y el tunning

Corría el año 1968 cuando miles de estudiantes se levantaron y manifestaron su descontento con la sociedad occidental. Un movimiento acaecido en la primavera francesa que hoy inunda de recuerdos el penúltimo año de la década de los sesenta. Sin embargo apenas nos acordamos de que fue ese mismo año cuando nos arrebataron a grandes personajes del siglo XX.

Martin Luther King, Robert Kennedy o Andy Warhol sufrieron en 1968 respectivos atentados. Los dos primeros con fatal desenlace, el último en cambio, con la fortuna del que pone el broche final a la década que le encumbró como el artista pop por excelencia.

Puede resultar confuso entender cómo un intento de asesinato puede suponer el cierre de una etapa y no un trauma perpetuo difícilmente de superar. Por ello la reciente publicación de , 'Popism: The Warhol Sixties' (Ediciones Alfabia) nos ayuda a entender al personaje que fue capaz de revolucionar con su estética una época y un país.

Por primera vez se publican estos diarios que, de manera cronológica, nos abren paso por la vida del diseñador publicitario ("arte" se llama ahora) que llegará a convertirse en el tótem de la modernidad. Su paso del mundo de la Publicidad al del Arte, el abandono del pincel y la serigrafía en pleno auge y la adopción del cine underground como forma de creación resulta más que interesante si quien lo cuenta es el protagonista de lo sucedido.

La naturalidad con la que se cruza con marchantes, artistas, y otros actores de la escena neoyorquina y estadounidense de la década confieren a estos diarios la cercanía y veracidad (esta última entre comillas) que Warhol puede aportar. La rapidez con la discurren los primeros años sesenta, la mezcla de drogas, música, literatura y cientos de personajes excéntricos pero cotidianos conducen a fijar una visión completa de lo que configura el arranque y desarrollo del pop.

Para los fascinados por Warhol, aquellos por cuya figura sentimos atracción y también repulsión (la frivolidad a veces resulta desquiciante), este libro es indispensable. Las anécdotas, argumento narrativo que usa para dar avidez a la lectura, deben quedar en segundo plano. ¡No nos dejemos engañar por Warhol!, algunos pensarán que ya nos timó demasiado en vida, eliminemos lo superficial, lo artifical que envuelve a Andy y quedémonos con la creatividad y genialidad de lo simple.

Portada del libro editado por Alfabia

Es verdad que fue, quizá después de Dalí , el artista estridente y más mediático que ha existido. En los años sesenta es cuando descubrimos como se gesta casi sin querer, esto es muy warholiano, cuando en realidad es lo que más se desea: transformarse en el gurú de lo cultural.

'La Factory' era algo más que un espacio donde se "ejercitaban" todo tipo de habitos contemporáneos (cine, danza, pintura, poesía…). Era un concepto. Ahora que lo multidisciplinar nos encanta, no viene mal recordar que la ruptura creativa basada en el "hacer por hacer algo", el no saber pero no importar el desconocimiento no es una iniciativa actual. Los trágicos postmodernos, artistas reivindicativos de la Movida y otras épocas de doradas apariencias, no deben olvidar que investigar y profundizar en mundo paralelos ya existían desde Warhol y fue él quien mezcla de dejadez, apatía y genio se convirtió en un aglutinador de personas con más o menos talento y una misma fortuna, la de conocer a la persona, si es que detrás del pelo plateado existió alguna vez.

Otras "pincelas" warholianas:

Para los que quieran indagar más sobre Andy, la especialista e historiadora del Arte Estrella de Diego escribió hace ya unos años 'Tristisimo Warhol' (Siruela). En él se indaga sobre el pop y los autores que arrancaron con tal peculiar movimiento.

Si preferís otro tipo de andanzas contadas por el propio Warhol os recomendamos sin duda 'Mi Filosofia de A a B y de B a A' (Tusquets). Divertido y audaz, conversación imaginaria o real, nos traslada a los pensamientos y divagaciones que pudieron, o no, fundamentar la obra del artista.

Por último y también de autoría warholiana aunque menos ameno e interesante que los anteriores, 'Diarios' (Anagrama). A modo de auténtico dietario con una sucesión de entradas nos revela las impresiones, muchas veces nada artísticas y muy sociales, que le acaecieron al hombre de pelo cano durante los años de su máximo apogeo.

Publicado en soitu.es (25-1-2008)


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1 comentario

  • Pero si ése no es Warhol... es el mismísimo Bernie Ecclestone!!! Siempre sospeché que eran la misma persona, y mira por donde, los Infames me desvelan el entuerto.