Una sección representativa de Tipos Infames acude a la Residencia de Estudiantes en Madrid para la presentación del último libro de la editorial Aletheia, "Desde hace dos mil años" de Mihail Sebastian. Un autor que recientemente ha sido justamente reivindicado por algunas editoriales. Aún pueden encontrarse en algunas librerías su novela "El accidente" y el imprescindible "Diario (1935-1944)", ambos editados por Destino; títulos a los que el año pasado se sumaron "La ciudad de las acacias" (Pre- Textos) y "Mujeres" (Impedimenta). Durante las presentaciones y las intervenciones supimos cómo debía pronunciarse el apellido de Max Blecher (a quien dedicamos un artículo y que ahora leemos "Blejjer" o algo parecido) y el de la crítica Mercedes Monmany.
Todos destacaron la importancia de la figura de Mihail Sebastian durante los años que abarca su diario, tanto por el florecimiento cultural rumano, con nombres como Emil Cioran, Mircea Eliade y Eugène Ionesco, como por los cambios que el ascenso del fascismo impuso en la realidad social y política rumana: Mihail Sebastian, por su condición de judío, sufrió el acoso y el desprecio de los que hasta hace poco eran sus amigos o maestros. El ejemplo más conocido es el del prólogo que Nae Ionesco, mentor intelectual de quien aún era un joven escritor, escribió por petición de éste para su novela "Desde hace dos mil años", en la que increpaba al joven Sebastian y atacaba a todo el pueblo judío. Este prólogo le ocasionó ataques desde todos los frentes posibles, por parte de otros judíos al permitir la publicación de un prólogo que defendía tales ideas, pero también (obviamente) por el círculo antisemita rumano. Lo que Mihail Sebastian no llegaba a comprender era la imposibilidad que para otros suponía que él compatibilizara aquello que era por nacimiento y en lo que no veía contradicción alguna, su condición de rumano y la de judio.
De camino a la Residencia de Estudiantes (en la que no sólo se habla de cosas serias con voz impostada, sino que escuchamos una conversación donde se intercambiaban recetas con morcilla) había empezado a leer "Mi vida" del reconocido crítico literario alemán Marcel Reich-Ranicki (Galaxia Gutenberg - Círculo de Lectores, 2000). En las primeras páginas cuenta una interesante anécdota sobre su propia condición nacional y cultural, muy en relación con la compleja identidad de Mihail Sebastian en los años que vivió. Tres años después de su regreso a Alemania, tras haber sido deportado de aquel país en 1938, Gúnter Grass se acercó a él durante unas jornadas del Grupo 47 y le pregunto: "Pero, bueno, ¿qué es usted en realidad? ¿Polaco, alemán, o qué?", a lo que él respondió casi inmediatamente: "Soy medio polaco y medio alemán; y un judío completo". Quien siga leyendo estas memorias encontrará después muchos matices a su rápida y hermosa ocurrencia.
Uno puede seguir leyendo ensayos al respecto (la bibliografía supongo que será inabarcable), pero como sucede en tantas ocasiones, son los poetas quienes pueden acertar por completo, obviando todas sus reflexiones anteriores y componiendo con pocas palabras un poema que logra expresar todo lo quieren decir al respecto. Este es el poema con el que Déborah Vukušić inicia su poemario "Guerra de identidad" (Baile del Sol):
me llamo déborah vukušić
soy dos mitades
mitad gallega y mitad croata
tengo 26 años
23 de mayo de 1979
salgo a la luz
déborah en hebreo
‘abeja’
vukušić en croata
ušić: ‘orejas’
vuk: ‘lobo’
abeja con orejas de lobo
Aletheia, Déborah Vukušić, Marcel Reich-Ranicki, Mihail Sebastian