Antología "infame" de los poemas de Antonio Machado

22 de febrero de 2009
El perfil de Antonio Machado


Ha sido muy comentado el pequeño error de divertidas consecuencias fonéticas que nuestro amigo Manú tuvo al querer suprimir su apellido completo y dejar tan sólo la inicial (T.), pero algunos pasaron por alto el que nos recordara, mientras cumplía con nuestro encargo de escribir sobre el aniversario de la muerte de Julio Cortázar, que otra celebración se avecinaba. Antonio Machado murió el 22 de febrero de hace 80 años. En 1939, en Colliure. Y al parecer, dejó en aquel bolsillo el (inicio de) poema que tantas veces ha citado Manú T..


La propuesta que aprovecho hoy para hacer es que cada uno de los tres Tipos Infames cuelgue aquí, con razones o porque sí, un poema de Antonio Machado. Yo lo tengo que pensar (o no): colgaré uno de mis preferidos, alguno que nunca llegué a admirar, un poema abriendo sus Poesías Completas al azar o aquel que, mientras relea sus poesías, me parezca más (o menos) adecuado para este blog en común. Los dos Infames que quedan deben ir pensando en su poema de Antonio Machado y en la fecha de un posible viaje a Soria, por ejemplo.


* Infame nº 1, recoge el guante y consulta en su arrugadísima antología de José Luis Cano (Planeta, 1989) y, antes de arrojarla al interior de la maleta, intenta seleccionar entre alguno de sus poemas favoritos. Aunque en un principio se decanta por algún proverbio de "Nuevas canciones" (Nunca traces tu frontera, / ni cuides tu perfil; / todo es cosa de fuera) cambia de opinión y coloca este otro de "Campos de Castilla", más apropiado al espiritu de la excursión soriana:


Bueno es saber que los vasos

nos sirven para beber;

lo malo es que no sabemos

para qué sirve la sed.



* Infame nº 2: recoge el mitón y consulta su secreta antología digital buscando un poema que en 6º de EGB tuvo que aprender para recitar delante de su clase. El poema elegido por el pequeño infame era "He vuelto a ver los álamos dorados" del libro "Campos de Castilla":

He vuelto a ver los álamos dorados,

álamos del camino en la riberadel Duero,

entre San Polo y San Saturio:

tras las murallas viejas

de Soria -barbacana

hacia Aragón, en castellana tierra-.


Estos chopos del río, que acompañan

con el sonido de sus hojas secas

el son del agua, cuando el viento sopla,

tienen en sus cortezas

grabadas iniciales que son nombres

de enamorados, cifras que son fechas.


¡Álamos del amor que ayer tuvisteis

de ruiseñores vuestras ramas llenas;

álamos que seréis mañana liras

del viento perfumado en primavera;

álamos del amor cerca del agua

que corre y pasa y sueña;

álamos de las márgenes del Duero,

conmigo vais, mi corazón os lleva!

* Infame nº 3:



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