Una de cal y otra de arena

31 de marzo de 2009
Portada de "El lobo"

De niños, antes de acostarnos, suelen leernos cuentos para conciliar el sueño. Historias breves (muchas de ellas ilustradas) protagonizadas por personas, animales o cualquier ser imaginario que nos conducen a mágicas experiencias, al mismo tiempo que nos ejemplifican comportamientos a seguir.

Quizá por estar tan ligado a esa sensación de aprendizaje a través de moralinas finales, en la vida adulta he tratado de mantener cierta distancia con los libros que a priori pueden contener un mensaje con olor a fábula infantil. Sin embargo, y todavía no sé si por error u omisión, tuve la otra tarde el desvarío trágico de adquirir 'El lobo' (Mondadori ), reencontrando de golpe con aquello que quería evitar.

Con ese título, una bonita portada y el eco de las palabras graves de Félix Rodríguez de la Fuente resonando en mi mente no pude sino comprar el ejemplar. El protagonismo que obtuvo en las últimas feria de Londres y Frankfurt y las críticas favorables que se han realizado parecían avalar la adquisición de la primera novela de Joseph Smith. Mis jugos literarios no tardaron en comenzar a digerir la prosa de Smith al tiempo que aumentaba la decepción de su lectura.

'El lobo' narra en primera persona las experiencias de este depredador carnívoro en un frío invierno. La carencia de alimento, el miedo al hombre y su relación con el resto de fauna determinan un relato en el cual no acabo de penetrar. La excesiva humanización del lobo, una historia poco apasionante y mi condición de urbanita (con marcados rasgos de nulidad ecóloga) me prolongaron el libro más allá de las 120 páginas de extensión. Aplastante y densa sería la conclusión como la moraleja final que se puede llegar a hacer previsible desde la mitad del libro. Una fábula, aunque el autor no lo pretenda, que no recomendaría ni siquiera a los fanáticos defensores de nuestro depredador nacional.

Otro alumbramiento de Acantilado

Todo lo contrario ocurre en la novela 'El nacimiento' de Alexéi Varlámov. La breve y delicada historia de una pareja distanciada por los años que van a concebir su primer hijo. El niño, fruto inesperado, les hace volver a compartir un proyecto que los dos perciben como independiente pero que necesita de la otra parte para poder salir adelante.

Varlámov une al matrimonio en torno a esa idea de dependencia del hijo todavía no nacido y el miedo que les sugiere el poder llegar a perderlo. Así ante los problemas de la gestación, el autor profundiza en los sentimientos de los protagonistas de la novela. Destapa las sensaciones y percepciones que los progenitores van acusando en el largo proceso del nacimiento que parece no tener fin.

La angustia hasta llegar a ver a su primer vástago y el terror de su prematuro parto conducen a una relación de dependencia vital que sobrepasa la vida del neonato. Es en ese momento cuando los progenitores toman noción de su nueva condición y lo que esta conlleva. El sufrimiento incesante y continuo por el recién nacido, depositario de las esperanzas e ilusiones de una existencia más feliz, se agudiza ante el débil estado de salud y el debate de su supervivencia.

Localizada en la Rusia contemporánea, 'El nacimiento' no plantea dilemas morales ni cuestionan las ideologías particulares sino que desvela la problemática que supone el nacimiento de un hijo y las dificultades que este puede conllevar. Publicado originalmente en 1995, llega ahora a las librerías españolas de la mano de Acantilado que nos descubre la sensibilidad de Varlámov y su escritura delicada y sutil. Un relato maravilloso y entrañable no apto para futuros padres primerizos.

Publicado en soitu.es (28-3-09)


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