Elena Medel nos recomienda a Sergio Algora

2 de mayo de 2009
El placer es nuestro

Supimos del nuevo libro de relatos de Sergio Algora, 'No tengo el placer' (Xórdica, 2009) gracias a la recomendación de Elena Medel a altas horas de la noche. Mientras descubríamos gustos musicales en común (y una discrepancia en lo referente al duelo Perales vs. Julio Iglesias) nos habló en particular del último relato, "Todos somos Sergio Algora". Pero al despertar al día siguiente empecé a dudar si ese resumen apasionado del argumento era el de uno de los esperados cuentos, el de alguna de las canciones de El Niño Gusano que en ese momento no lograba recordar, o sencillamente una frase recurrente que pudimos estar gritando por las calles y a coro durante la noche pasada. Días después, encontré el artículo de Elena Medel en Calle20 sobre el esperado/nuevo/segundo/póstumo libro de relatos de Sergio Algora, y logró despejar mis dudas: definitivamente se trataba de un cuento: "Todos somos Sergio Algora":

"En el relato que cierra este libro, Sergio Algora telefonea al crítico literario Ángel Gracia para agradecerle su reseña sobre 'No tengo el placer'. En plena conversación, Algora descubre que Gracia se llama —en realidad— Sergio Algora. Confundido, Algora sale a la calle, donde «varias decenas de Sergios Algora se dirigen alegres a sus citas» y Sergios Algora recorren el barrio en distintos medios de locomoción y «parejas de Sergios Algora» se besan en el parque. Así, Algora habita una ciudad sin «niñas, ni perros, ni ancianas»: «Aquí todos somos Sergio Algora», le aclara —cómo no— Sergio Algora. El cuento rebosa simbolismo: es el último texto del libro póstumo del creador zaragozano."

Hoy nos enteramos a través del blog de Fran Fernández (Francisco Nixon) que el libro ya ha salido. Así que en cualquier momento podremos encontrarlo en las librerías: Tipos Infames aseguran hacerse con (al menos) un ejemplar, leerlo y hacerle un hueco (más que merecido: ¿es que aún no habéis leído 'A los hombres de buena voluntad'?) en soitu.es

Por cierto, para el artículo que preparamos con motivo del Día del Libro (ese día en que la gente inexplicablemente compra libros) quisimos contar con Elena Medel, pero lo que son las cosas: (1) nosotros tenemos por costumbre (mala & algún día escarmentaremos) empezar a hacer todo tarde y pedimos su colaboración pocos días antes; (2) los artículos sobre el día del libro no tienen mucho sentido fuera del día señalado; (y 3) Elena afirmó después que desde al menos una semana antes vivía sin vivir en ella. En fin, que su colaboración no pudo incluirse en el reportaje. Pero como hoy es tan buen día como el 23-A para descubrir algún libro nuevo, aquí tenéis sus recomendaciones:

1. ¿Qué estás leyendo y qué libro irá justo después?
—Estoy a veinte páginas de finiquitar 'Las primas', de Aurora Venturini, y sueño con despertar mañana y hallar dos o tres pliegos más, antes perdidos, ahora en mis manos para continuar leyéndola; qué hallazgo, y qué ochenta y cinco años. Espera 'Diccionario del dandi', de Giuseppe Scaraffia, cuya contraportada habla del dandi como filósofo. Me fiaré, claro.

2. ¿Cuál ha sido tu última sorpresa como lector? (una sorpresa buena y otra mala, si puede ser)
—El año pasado descubrí a Fernando Sanmartín, un escritor zaragozano con un par de libros a los que el adjetivo imprescindible hace justicia: 'Apuntes de París' (2000) y, sobre todo, 'Heridas causadas por tres rinocerontes' (2008). Ambos en Xordica; toda su obra es muy recomendable pero, si faltara el tiempo, yo comenzaría por esos dos volúmenes. También me topé con dos autoras populares pero a las que no había leído antes, y a las que ahora rezo cada noche: A.M. Homes y Annie Ernaux. Y Anne Carson, por supuesto: que devoren todos 'Hombres en sus horas libres'. Ante esto, no hay quinto malo. O sí: yo confieso no haber podido con Jean Echenoz. Si alguien quiere verme sufrir, llorar, empujarme al patíbulo, que me susurre al oído Me voy. Termino por piedad todos los libros, incluso los que no me gustan, pero me resultó imposible acabar esa novela: sucedió al revés, y ella acabó conmigo.

3. ¿Cuál crees que ha sido el libro que más has regalado?
—Uno de una poeta contemporánea, sospecho que hoy menos conocida de lo que se debiera: 'Pantalones blancos de franela', de Inmaculada Mengíbar. Lo he regalado a amigos y amigas que escriben, a amigos y amigas que leen de manera habitual, a amigos y amigas que engullen antihistamínicos contra lo encuadernado: el entusiasmo es general. Es poesía para quienes ya saben de qué va la cosa, para quienes llegan a los textos de Mengíbar con un bagaje previo, pero también es poesía para —parafraseando a Enzensberger— los que no leen poesía. Funciona genial, por ejemplo, en los talleres de poesía en institutos.

4. ¿Qué libro te defraudaría ver en las estanterías de algún amigo?
—Ninguno... Me considero una lectora omnívora y, aunque existen libros que no abren mi apetito, respeto que a otros sí. ¡Ya es mucho toparse hoy con un libro en la estantería de un salón ajeno! De todas formas, sí que tengo cierto prejuicio, más que con los best sellers en general, con un subsubgénero determinado: Paulo Coelho y compañía. Me lo temía: soy demasiado tópica.

5. Una recomendación: un clásico, un libro reciente…lo que sea
—Cualquiera de los libros que he mencionado antes (¡no Echenoz, no Coelho!). En mi mundo ideal, los vagones del metro estarían plagados de lectores de Marta Sanz, Jeffrey Eugenides, Louis Aragon, Clarice Lispector, Andrés Ibáñez, Sylvia Plath, Antonio Cisneros… Y dos momentos musicales de propina, por las letras excelentes: que todo el mundo escuche a Abraham Boba y Nudozurdo, por favor.

6. ¿Qué libro medio olvidado por el mercado editorial consideras que debería volver a reeditarse o cuál habría que traducir?
—Mis primeras lecturas de Irène Némirovsky se conformaron con las fotocopias, los libros jamás devueltos a la biblioteca… Pero por suerte ahora se editan hasta sus obras menos conocidas. Otra recomendación fácil, entonces. Echaba de menos una buena antología de Luis Felipe Vivanco, cuya última etapa me interesa mucho, de pura y rabiosa vanguardia, al margen de temas e ideologías. Por suerte, acaba de publicarse una, 'El alma de un oso blanco', en edición de Alberto Santamaría y en una pequeña colección de Santander, La mirada creadora: merece mucho la pena. Me gustaría, también, que los lectores pudieran acceder a la obra de muchas poetas españolas del XX cuya calidad e innovación continúa hoy vigente: pienso en Ángela Figuera Aymerich, pienso en Paloma Palao, mujeres de generaciones y estéticas muy diferentes, pero de las que no existen obras completas (o están agotadas, como ocurre con Figuera), ni antologías, ni reediciones de sus libros más famosos.


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