"Tiempo de luto": fallece José-Miguel Ullán

23 de mayo de 2009
Su propio poema: "tiempo de luto / un castigo / que /
aporta / claridad al moribundo / un silencio / del cuerpo"

Mi tío F., al ver lo que mi amigo A. y yo haciamos, me habló de la poesía de José-Miguel Ullán. "Seguro que os gusta", me dijo. Y antes de que se cumpliera una semana ya tenía en mis manos el ejemplar de 'Ardicia' que él me prestó. La imagen que encabeza este texto es una página de su poemario 'Alarma' (1975) -incluido a su vez en 'Funeral Mal' (1972-1982)-.

A. y yo disfrutábamos encontrando objetos que no habíamos imaginado y que por una hermosa casualidad encajaban con algún proyecto que teníamos a medias; podíamos llenar una caja con palaras ajenas pegadas para luego escribir sobre ellas aquellas que faltaban y tachando las que sintiéramos que sobraban, y todo porque de camino al cine nos habíamos encontrado tirada en la calle una foto de una pareja desconocida que se miraba de una forma extraña, y pensamos que toda esa parafernalia de pegar, escribir, tachar y subrayar (el lugar en el que iría después la foto), y todo el tiempo pasado juntos, nos ayudarían a comprender el mundo ajeno, expresar algo propio, y -sobre todo- disfrutar el tiempo y el experimento.

Y así pasé varios meses con aquel ejemplar de 'Ardicia' de un lado para otro. Las primeras impresiones eran completamente sorprendentes, en parte porque "aquello" no era la "poesía" que yo conocía (no era el Abenámar, Abenámar,moro de la morería... que tuve que aprenderme de memoria en el colegio -aún ignoro con qué fin-, ni los poemas de Machado, Pessoa, Baudelaire, Cernuda...); allí parecían encontrarse al mismo nivel de importancia las palabras y los dibujos (muy lejos de ser consideradas meras ilustraciones), si uno recorría rápidamente sus páginas vería que los símbolos, los garabatos del autor sobre páginas arrancadas de libros ajenos, las fotografías, los textos encerrados en formas geométricas recortadas o las frases, todo aquello formaba parte del texto, todo significaba. Pero claro, se necesita tiempo (calma señores, les pido calma...lean tranquilos...) para encontrar bajo la novedad el sentido de toda aquella experimentación. Y buen ejemplo de ello es lo que pasó: según mis ojos paseaban entre todo aquello, cantidad de ideas, posibilidades y asuntos ingeniosos parecían bullir en mi alucinada cabeza, pero en cuanto me enfrentaba con calma a los poemas de Ullán (estuvieran constituidos por noticias del periódico o escritos en un lenguaje que imitaba los libros de instrucciones) enseguida comprendía que las ideas que yo había creído tener (y que acelerado apuntaba en un cuaderno) no eran más que copias del aspecto exterior de aquel territorio aún inexplorado. Al perderme había llegado a un sitio nuevo, y yo actuaba como si ya tuviera las llaves de la ciudad aquella.

"Benditas sean las cosas que llegan siempre tarde"

Esta noche nos ha cogido por sorpresa la triste noticia de la muerte de José-Miguel Ullán (Villarino de los Aires, Salamanca, 1944), que como todo lo malo llega siempre demasiado pronto. No he encontrado nada mejor que dejar a un lado la novela que estaba leyendo para abrir el poco practicable (debido a sus más de 1.300 páginas) volúmen de 'Ondulaciones. Poesía reunida (1968-2007)' editado el año pasado por Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores (que fue una de las primeras reseñas que hicimos para soitu.es) para comprobar que su mundo y voz singular continúan en ese interminable diálogo lleno de posibilidades con el lector.

La palabra poética puede ser una palabra tachada, una frase ajena a la que dar un "uso" propio. Puede ser un dibujo y siempre debe entrañar riesgo. Lo mejor de todo: uno no deja nunca de descubrir a José-Miguel Ullán. Esta noche en vela es otro buen ejemplo.


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