Mallorqueando... o la encuesta de una mañana de verano

8 de agosto de 2009
¿Y en que medio decís que sale?

Bueno… ¡pues aquí seguimos! (si ustedes se perdieron el anterior post “aquí” quiere decir “Mallorca” donde sus Infames han venido con la intención de descansar por unos días del mundanal ruido). Sí, hemos dicho descansar. Y como queremos ceñirnos a nuestro propósito inicial (en lo tocante a nuestras vacaciones somos bastante rigurosos, no se crean) hemos decidido que sean otros los que trabajen para nosotros, así que le echamos un poco de jeta y nos damos un paseo por la playa de Formentor a ver que está leyendo la gente en su rato libre. Éste es el resultado de una encuesta sin ningún tipo de rigor científico:

Lo primero que habría que preguntarse es si realmente se puede leer en la playa. Los Infames estamos divididos en este aspecto, para dos tercios de nosotros resulta incómodo leer en plena solana y con toda la chiquillería gritando alrededor, mientras que otro (no desvelaremos su nombre) sostiene que el libro es una herramienta fundamental para ligar hoy en día, que lo del protector solar ya está muy visto y que ahora lo que se lleva es el rollo intelectual. Para comprobarlo nos acercamos a un grupo de féminas que leen algo en lo que parece otro idioma pero en cuyas portadas leemos claramente la palabra “Millenium”. “Ehm… hola, esto… somos un grupo de periodistas culturales (tras decir esto se pudo oír una risita) y, bueno, queríamos saber que estáis leyendo, es para un periódico y tal…”. Una de ellas se gira y nos dice el nombre de un autor ,“Verpiss dich”, que no conocemos pero que apuntamos para buscar más adelante.

No hace falta que les digamos que la mayoría de la gente con la que nos tropezamos se dedica a rebozarse en la arena con fruición o a cultivar el carcinoma, y que entre los encuestados que sujetan un libro entre las manos abunden los lectores de Stieg Larsson. Estos, al ser preguntados sobre sus gustos, responden invariablemente: “Los hombres que no amaban a las mujeres”, “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” y “La reina en el palacio de las corrientes de aire”. ¡Ver para creer! Hace no tanto tiempo los españoles nos desvivíamos por verles las lorzas a las suecas en la playa y ahora resulta que todo el mundo está pendiente de un sonrosadete sueco con papada ¡ays!.


Y cuando parecía que no se podía ser más tonto, entonces, llegó el libro acuático

Dejando de lado lo previsible de encontrarnos con algunos lectores de Ildefonso Falcones o de Stephanie Meyer –no se imaginan lo ridículo que resultan los emo en la playa- decidimos preguntar a un tipo que parece sujetar un libro electrónico. “Disculpe caballero… ¿eso es un kindle?”. “Efectivamente chavales ¿os mola? Me ha costado 300 napos pero aquí me caben los tres Larsson y lo que quiera, además puedo traérmelos todos y no ocupa espacio... Es que a mi la celulosa me da alergia ¿sabéis? ¡300 napos! ¿no os parece una ganga? Es muy molón, se lo acabo de enseñar a esas chavalas alemanas con las que habéis estado hablando y…” En ese mismo momento una muchachada salida de “El señor de las moscas” se enzarza en una pelea de barro, agua y sandalias que se llevan al aparatejo por delante. No vamos a reproducir los insultos que salieron de aquella boquita, pero les aseguramos que eran de los gruesos.

Eso no le habría pasado con un libro sumergible” oímos a nuestra espalda. “sí, sí no me miréis así… yo me estoy leyendo en el agua este libro de Luis Piedrahita, el de la tele, y tan pancho…”. Lo comprobamos metiéndolo en un cubo de agua y restregándolo por nuestros sobacos infames y, efectivamente, la obra en cuestión aparenta ser un ejemplar acuático, pero tengan cuidado, leer al cómico gafapastas multiplica las posibilidades de sufrir un corte de digestión…

Los planos de nuestra sucursal en Mallorca

Cuando ya estamos enfilando un chiringuito pensando en que este artículo no tiene sentido y que deberíamos estar tomándonos una pomada en un chiringuito en lugar de hacer el tonto nos tropezamos con una señora entradita en carnes (imaginen un tarro de mermelada cayendo desde el mostrador al suelo… ésa es nuestra anónima lectora cuando llega a casa y se quita el bañador) muy concentrada en su libro y con cara de estar a punto de desvelar algún misterio teosófico de la mayor importancia. “Señora…disculpe ¿podría decirnos que esta leyendo? Si no es indiscreción, claro”. Su marido, que estaba oculto tras la contraportada del As, nos mira arqueando una ceja mientras ella sacia nuestra curiosidad: “Poesía japonesa, joven”… (¿Poesía japonesa? Vaya, parece que no se puede juzgar nada por su continente…). “Sí, los haikus de don Federico”. ¿Don Federico? Intrigados por la figura de este misterioso compilador decidimos interrogar a la sujeta: “Disculpe señora… ¿pero quien es don Federico?”. “¡Pues quien va a ser, pájaros!... ¡El de la COPE!”. Y para demostrarlo nos enseña el reconocible careto del locutor baturro en la portada. Que extraño… no recordamos que Albéniz lo haya comentado en su blog…

Cuando comienza a caer la tarde emprendemos la retirada con muchas dudas sin resolver. Y lo más importante… ¿quién demonios será ese Verpiss dich?.


Y el resultado final...


1 comentario

  • Anónimo says:

    dos tercios de tipos infames le consideramos un genio!! (sin duda alguna)