Estas Navidades regalaré ardillas y ratas

28 de diciembre de 2009
¿ardillas como animal de compañía?

Al ponerme a recordar los actos impuros e irreverentes perpetrados en buena compañía a lo largo del año que termina, no tengo mucho confianza en ser recompensado con algún estupendo regalo. Da igual que la tradición se disfrace de Reyes Magos o de Santa Claus (o por ir a otros ejemplos menos conocidos, la Befana en Italia, o la tradición catalana del Tió, un tronco con barretina y cara pintada a quien se ceba, canta y golpea para que ¡por fin! cague los esperados regalos y alguna que otra golosina), es lo mismo que los regalos lleguen un día u otro. Ya disfruté lo mío haciendo lo que hice y junto a quien lo perpetré: no creo necesitar nada más (no creo que nadie que me vigile piense que merezco recompensa moral en forma de juguetes).

Pero como las tradiciones han de seguir a pesar de nuestra opinión, yo mismo me hice un regalo. Por tener algo que sacar de su envoltorio. Porque no me he podido resistir. Así que abro estos dos pequeños libros ilustrados:

'Del cuidado de las ardillas. Una guía práctica' (Barbara Fiore Editora, 2009) combina las coloristas y actuales ilustraciones de Axel Scheffler con un texto de hace un siglo en el que se da una serie de consejos sobre cómo domesticar una ardilla (al parecer es preferible que haya nacido en cautividad el ejemplar que vayamos a adoptar, por ejemplo) y poderla tener en casa como animal de compañía. El resultado de tal combinación es sorprendente y no sólo apto para los más pequeños. El texto original pertenece a la Children's Encyclopedia publicada por Arthur Lee en Londres en 1910, y toda su detallada información destinada a los niños (cuidados y advertencias, recomendaciones sobre el tipo de jaula, limpieza del animal, su alimentación, su curioso comportamiento...) adquiere gracias a las ilustraciones de Axel Scheffler un carácter entrañable que consigue divertir (incluso) a los adultos que nunca quisimos tener ningún animal de compañía. Ni queremos (yo, en particular, tengo alergia al pelo de los animales y fobia simplemente a la silueta de los pájaros).

La belleza de lo desagradable

Mi otro regalo dentro del mismo envoltorio: 'Ratas' (Barbara Fiore Editora, 2009). Las ilustraciones de Wolf Erlbruch son una pasada (:mi debilidad por lo bello en general y el collage en particular). Llaman irremediablemente mi atención a pesar de que sus formas finales sean por necesidad tan desagradables. No puedo quitarle ojo a estas quebradizas patas, a estos lomos tan asquerosos. Son el complemento perfecto a un breve poema del alemán Gottfried Benn, cuya lectura -advierto- puede (y debe) herir muchas sensibilidades. Tan desagradable y asqueroso como las ilustraciones que lo acompañan, y seguramente aún mejor porque su impresión y la visión que conjuran sus versos perduran todo lo largo que es el día. No digo más: me encanta y consigue desagradarme en cada regreso a sus oscuras páginas de colores.

No siempre es fácil acertar con los regalos de los demás. Por eso con uno mismo siempre resulta tan acertado cada movimiento y cada uno de los objetos envueltos en papel de colores. Y aprovechando que estoy tan convencido de las virtudes de estos dos libros ilustrados, voy a hacerme con unos cuantos ejemplares más para regalar a los amigos que se que ninguna de las tradicionales instituciones consumistas arriba citadas les harán llegar presente alguno debido a su comportamiento tan amoral y tan hermoso a la vez. Felices regalos (para eso son las navidades, no?)

PD. No he olvidado a los traductores de los textos. 'Del cuidado de las ardillas' ha sido traducido por Carles Andreu y Albert Vitó. La traducción del poema 'Hermosa soledad' de Gottfried Benn en 'Ratas' es de Javier Jover, y forma parte de las obras completas de Benn que editó Calima Ediciones. (No digo nada sobre el autor a quien he obligado a escribir este texto mientras yo desayunaba copiosamente y ojeaba en internet el cuidado catálogo de la editorial Barbara Fiore para hacer un pedido importante de títulos. Y a quien no he pagado un duro ni he dado las gracias. Esto tampoco es un agradecimiento -que quede claro-.)


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2 comentarios

  • Anónimo says:

    ya me imagino su casa llena de libros, ardillas y ratas (con perdón). Algún día me tomaré algo con usted.

  • Pues yo todavía estoy esperando ese regalo, mi buen señor... aunque he de decir que desconocía esta querencia suya por lo peludo.