Eurípides en el mingitorio

28 de marzo de 2010
Joe Orton (1933-1967)

Si han estado en Londres durante los meses de calor (o lo que quiera que en Londres se entienda por calor) podrán imaginar fácilmente la sensación de ahogo que puede llegar a inundar una de esas pequeñas y desvencijadas casas que abundan en la capital inglesa. Fue durante el verano de 1967 cuando la policía abrió la puerta de uno de estos claustrofóbico pisos en Islington y encontró al otro lado el (poco reconocible) cadáver del popular dramatrgo Joe Orton junto al de su compañero Kenneth Halliwell. (No recuerdo si la película de Stephen Frears Prick Up Your Ears -un juego de palabras con Prick Up Your Arse- comenzaba de este modo o no, pero en todo caso, no dejen de verla...). Tras estudiar el escenario, todo parecía indicar que en el interior de los diarios del escritor se escondería la clave que permitiría comprender los hechos. Bien. Después de la policía y de miles de personas antes que nosotros, los Infames hemos leído los Diarios gracias a la editorial Cabaret Voltaire. Y nos han gustado. Mucho.

Se ha dicho tanto sobre este asunto que temo repetirme: la historia de un brillante joven y de su Pigmalión que termina en una pesadilla de celos y envidias suele ser la imagen más recurrente cuando se habla del dramaturgo. Sin embargo, a medida que nos adentramos en las anotaciones de Orton la realidad se nos muestra mucho más compleja. ¿Qué mantenía al escritor, atractivo y chispeante, unido a este hombre gris y acomplejado?. No esperen de nosotros una respuesta porque no la tenemos.
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ni contigo ni sin ti

En estos Diarios, que apenas cubren unos cuantas hojas del calendario, aparecen muchos de los rasgos de los vodeviles del inglés. El humor ortonesco es seco y afilado, sus retratos de aquellos que le rodean, despiadados. No era un joven airado, no era una estrella de rock -su afición por el cuero responde a otros parámetros-. Leyéndolos, Orton ofrece una sensación ambigua, entre la fragilidad y la más absoluta indiferencia por todo aquello que no fuera su persona o su obra. Es verdad que cuando se repartieron las cartas no tuvo la mejor de las manos posibles. Y es que, a pesar de las invitaciones a fiestas brillantes y de los halagos de arribistas y modernos, Joe nunca dejó de ser un chico del arroyo, algo que siempre recordaba y de lo que se enorgullecía. Supongo que esa sensación de desarraigo y la falta de afecto es la que le une a la inquietante figura de Halliwell y que acabó por determinar su final. ¿Qué habría hecho Orton con un argumento así?. En ocasiones su vida se nos aparece como parte de su obra. Y viceversa.

Orton entendía el deseo y su natural satisfacción como el motor de la existencia, tal y como queda consignado en este diario. Pero sería injusto ceñirse únicamente a sus saturnalias homosexuales en los meaderos del Swinging London o a sus peligrosos devaneos con menores en Marruecos. Léanlo atentamente y ya nos dirán. No sólo sabrán de la muy asombrosa vida sexual de Joe Orton, sino de la escena teatral inglesa de aquellos años en los que todo parecía nuevo, de las relaciones de poder y dependencia que se esablecen entre los creadores y quienes les acompañan, de un guión para los Fab Four de Liverpool que se quedó en un cajón... pero sobre todo sabrán lo que significa realmente la honestidad brutal. Y duele tanto como ocho martillazos en la base del cráneo.

Paul tras el casting ortonesco

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10 comentarios

  • lumpen says:

    Yo los leí cuando los publicó Grijalbo y recuerdo que me gustaron mucho. Y aprendí mucho, sí...

  • Anónimo says:

    gran post!!! qué pena que se nos prive de algún ejemplo de la suculenta, arrolladora y muy envidable vida sexual de Orton, pero claro, este es un blog serio.

  • traspies says:

    pues tal y como lo pintan tendré que hacerme con una copia de estos diarios.

  • Anónimo says:

    comparto completamente vuestra opinión sobre los diarios de Orton, son una maravilla. Pero un mínimo reparo: ¿de verdad pensais que la honestidad duele tanto como eso? Nunca me han dado ocho martillazos en la cabeza (se quedaron sólo en siete), pero creo que no, no duele tanto como afirmais.

  • Supongo que tiene que ver con el tono y con cada persona. De todos modos los Infames tenemos la cabeza muy dura y las verdades que nos puedan escupir suenan como los fuelles de un martillo de juguete de los que reparten en las ferias.

  • De todas maneras apuntamos para quienes no lo sepan que Kenneth Halliwell asesinó a Joe Orton una mañana de agosto de 1967 tras propinarle ocho martillazos en la cabeza. Un martillo (y este no de juguete) que dejó junto a los diarios y (parece ser) una nota en la que decía que todo quedaría aclarado cuando se leyeran los diarios. Unos diarios cuyo contenido KH no pudo soportar.

  • Anónimo says:

    Aaaaaaah! vale.

  • Recuerdo que cuando fui a Islington, desde Whitehappel, en una mañana lluviosa, pregunté por la choza de los bandarras y nadie conocía el lugar. Al final ,con un mapa michélín pude hallarlo, y cuando estaba frente a su choza, Noel Road, me mirò una vieja de hito en hito y me preguntó. "¿Busca usted a alguien?". "Un amigo"-le dije-. Me miró de hito en hito como si estuviese como una chota. Era una calle señorial, un edificio antiguo, pero impoluto, y un autor incomensurable. Hace un lustro me hice con su obra completa en inglés y me descojono diariamente. No tiene una frase mala. Es el mejor comediógrafo que haya parido el imperio, (sólo conozco a dos, sé que no es mucho), pero léanlo.

  • Diré una pequeña maldad: no sé si soy más fan de las reseñas de los infames o de las ediciones de Cabaret Voltaire que he conocido a través de este blog. Grande Joe Orton, y grande 'Prick Up Your Ears'.
    Saludos cordiales

  • Si tras ese paréntesis/mostacho se esconde quien creemos que se esconde debemos decirle que le sabemos capaz de mayores maldades...

    Aprovechamos para recomendarle un post aparecido hace unas semanas en un blog hermano:

    http://odioeterno.wordpress.com/2010/02/27/fussball-bei-gott-recuerdo-y-anoranza-del-bigote/

    Un abrazo! (tan cordial como el suyo)