NADA EN EL DOMINGO

25 de junio de 2008

Resacoso de la victoria de la escuadra española en los cuartos de la Eurocopa 2008, cuesta ponerse a escribir sobre literatura. El domingo fue, sin duda, uno de esos grandes días del fútbol español, no tanto por el juego desplegado sino por el fin obtenido y ante el rival más deseado. Por eso, y ante la alegría del pase, les dedicamos unos consejos literarios a los contendientes italianos. Esperando que aprovechen su vuelta a la patria para leer y relajarse antes del siguiente evento deportivo.

La primera recomendación no puede ser otra que 'Nada en el domingo' (Seix Barral, 1988). Nada porque es lo que lograron nuestros latinos amigos, nada de juego, nada de ataque, nada de resultado. Al igual que Grock, el protagonista de la novela, Roberto Donadoni, flamante entrenador de la 'azzurra', no tenía ninguna idea predeterminada sobre qué hacer ni de cómo actuar, pero a diferencia del imaginario personaje ni siquiera estaba dispuesto a dejarse llevar por el rival. No permitió complicidad con el juego del rival, ni con la casualidad, se mostró tibio sin estilo ni garra y esperando el pitido final para lanzarse hacia los penaltis. Italia no fue Italia, por fin no supo aliarse con la noche ni con los astros.

Por eso le recomendamos a Donadoni que lea en el descanso estival esta obra del gran Paco Umbral, de la mano del cual descubrirá que la vida está plagada de cientos de paraísos artificiales y que basta estar predispuesto para salir de ellos. Si Italia, al igual que Grock, hubiese entendido que uno no es más que la suma de los demás y de lo que a ellos sucede, el resultado del partido sin duda habría sido diferente. Porque al fin y al cabo todos estamos deseosos de participar en experiencias, de ser colaboradores de los otros, ya sea como actores de reparto o meros espectadores. Italia no quiso embullirse en la Eurocopa, olvidarse de lo que no podía aspirar (por sistema ni estilo) y ser cómplice de correrías del fútbol. Se convirtió en un concursante estático que sólo espera el final del programa angustiado y sudoroso, no cayó bien y se encontró mayor para salir por la televisión. Si como señala Paco Umbral sobre un personaje de su novela, "A. no ha triunfado y eso lleva al alcohol o a la derecha", espero que en Italia por lo menos nunca falte el Campari y otros aperitivos amargos, de fácil degustación y adicción como comprobó, muy complacida, Marguerite Duras.

Si entre todos los jugadores italianos tuviera que centrarme en alguno, el elegido sería Antonio di Natale, el jugador del Udinese que ayer sustituyó a Antonio Cassano (ese gordito italiano que jugó, poco, en el Madrid, ¿recuerdan?). Lo fácil sería recordar cómo falló el penalti, cebarnos en el error del lanzamiento y tratar de fingir un inexistente conocimiento de libros de autoayuda por nuestra parte. Sin embargo, la recomendación va muy ligada a la actitud que demostró en el campo cuando tras una aparente lesión (que le provocaba salir del campo) fue arrastrándose como gusano por el césped hasta entrar en el terreno de juego, provocando así el parón innecesario del partido. Esa técnica, ya usada por el atlético Antonio Reyes, cuando jugaba en el Arsenal, viene a corroborar que lo que les falta a estos jugadores es educación y saber competir.

Para ver si se le pega algo, una lectura, 'La educación de Oscar Fairfax' (Libros del Asteroide, 2008). En esta novela, Louis Auchincloss narra en tono biográfico la vida de un abogado de la primera mitad del siglo XX. Su formación, maneras de relacionarse con las élites norteamericanas y la adaptación continua de los valores a la sociedad moderna no les vendría nada mal a nuestros marrulleros antonios. Una exquisita novela, amena y sutil donde se recrea un mundo pasado aromatizado con la elegancia y estilo propios de Auchincloss. Nos recuerda que si la educación, los modales y el glamour traspasa generaciones, los futbolistas no son sus dignos herederos.

Desde este espacio, agradecemos a todas las jóvenes editoriales como Libros del Asteroide el rescate literario de autores, que, como es el caso de Louis Auchincloss, eran desconocidos para nosotros. Si hemos leído 'La educación de Oscar Fairfax' se debe a la confianza que tenemos en estas editoriales pequeñas e independientes, ya que sus propuestas raras veces suelen decepcionar.

Para aquellos que puedan acusarnos de pedantes por esta última recomendación o crean que los futbolistas arriba citados carezcan de tal capacidad intelectual, les vamos a pedir que lean a otro gran señor de las letras hispanas. No se trata de un escritor cualquiera, sino del ilustrísimo, y aspirante hace años a la Presidencia del Real Madrid, Alfonso Ussía.Creo que su 'Tratado de las buenas maneras' también sería perfecto para pulir a estos jugadores de forma que sepan comportarse como el fútbol requiere. Larga vida a las maneras y los modos, larga vida al pañuelo en el bolsillo.

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