arrebato mexicano

1 de mayo de 2009
¡mexico lindo!

Cuando me hablaron de Maldonado, la primera imagen que me vino a la cabeza fue la del ex presentador del tiempo de Televisión Española. Ese hombre serio, que boli en mano y nariz colorada nos adelantaba, anticiclón va anticiclón viene, la previsión meteorológica de los días siguientes.

Sin embargo, a partir de ese comentario de un librero amigo, he adjuntado como un archivo a un mail otro elemento al apellido Maldonado, esta vez con un nombre de pila extraño: Tryno. Sonoro apelativo que enmascara a un prometedor escritor.

Temporada de caza para el león negro' (Anagrama) es el último libro del joven Tryno Maldonado. Es esta novela del mexicano un arrebato literario sobre un personaje caótico, loco y enajenado de la realidad cuyo éxito en el mundo de las artes plásticas lo acaba desbordando.

Su amante y cómplice de algunas de las vivencias (y víctima de otras) cuenta en breves capítulos, casi escuetos brochazos, cómo se comportaba ante la realidad que enrollaba. Una disputa entre el yo, el otro y la sociedad que a la mayoría nos acaba absorbiendo. Sin embargo Golo, consciente de lo que supone todo lo superfluo que nos obligan a aceptar, dibuja con mano débil y trazo titubeante un incierto futuro que nos va sobrecogiendo y entusiasmando.

Ficción o no, el Golo encantador, guapo y niño terrible de la pintura convive con el Golo guarro, dejado, enajenado y sobre todo obscenamente sexual. Ese 'príncipe del sexo', como le ha bautizado Sergio Pitol, que se muestra sugerente e instintivo para lo amatorio. Porque este libro está cargado o mejor dicho 'dotado', de una erótica sugerente y contenida que se desborda en certeros dardos de cópula y pasión.

canten los malditos la eterna ranchera

Un protagonista, como mantiene Maldonado, creado para "dejar en evidencia sus manías y obsesiones muy a la manera de los personajes de John Kennedy Toole en 'La conjura de los necios' o del prota de 'El guardián entre el centeno', de Salinger. Personajes muy carismáticos y contradictorios, incluso detestables. Me impuse el reto de crear una figura muy vital, que saliera de las páginas del libro, más que crear artificios del lenguaje para sostenerlo". Y es esa vitalidad la que inunda la prosa de este mexicano hasta el punto de transgredirnos e incluso ofendernos al obligarnos con guante de seda a tomar partido por Golo. Le odiaremos o nos generará un profundo sentimiento de compasión.

Pero la novela además de un excelente trabajo compositivo de los personajes presenta un juego de estructura muy interesante. A través de la reiteración de determinados pasajes, párrafos o capítulos casi a modo de un experimento beat, introduce un ritmo cuasi musical. Quizá su formación en este ámbito le ofrece la sensibilidad suficiente como para insertar dentro de la trama esos fragmentos remarcados que nos ayudan comprender las nada fáciles actuaciones del protagonista.

Tal y como se percibe, su obra debe mucho a la influencia de Borges. Lector confeso del argentino, declara públicamente sus deudas con éste ("yo no sería nada sin Borges") en su manera de escribir, su lenguaje o el imaginario que le fue descubierto al encontrarse con la obra del ciego universal. Asunciones literarias que también absorbe de otro de sus escritores predilectos J. M. Coetzee, que también ha declarado su devoción hacia el legado borgiano.

Espero que no dudéis en adquirir el libro (destacado entre los premios Herralde de 2008) o, por lo menos, a modo de prueba clínica, leáis alguno de sus cuentos. Si como cantaba José Alfredo "tu recuerdo es mi desgracia", disfrutemos de las evocaciones pasadas mientras estemos presentes. Ese trago seco que a modo de ranchera literaria se nos cuela en la estantería del salón.


Publicado en Soitu.es el 28/04/09

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