Joan Margarit: palabra de jazz

26 de abril de 2009
Joan Margarit: el poeta: último Premio Nacional de Poesía

Hemos llegado al final. Hoy terminaba la Semana de la Cultura Catalana que trajo a Madrid música, presentaciones de libros, lecturas de poemas, exposiciones, performances, paseos (imaginarios y gastonómicos) por La Costa Brava, cuentacuentos... Y digo que "hemos llegado al final" porque nuestros respectivos trabajos nos impidieron asistir a tales eventos del 20 al 26 de este mes de abril, pero hoy domingo -día de clausura y fin de fiestas- hemos tenido la inmensa suerte de poder asistir a "Palabra de jazz", un concierto-recital para dos poetas, Joan Margarit y Pere Rovira, junto a un trío de jazz, Perico Sambeat (saxo alto), Xavier Monge (piano) y Rai Ferrer (contrabajo).

“Igual que la poesía: un buen poema,
por más bello que sea, será cruel.
No hay nada más. La poesía es hoy
La última casa de misericordia.”

De Joan Margarit se cita con frecuencia su reciente Premio Nacional de Poesía 2008 por el poemario "Casa de Misericordia" (Visor, 2007; el extracto anterior pertenece al poema de mismo nombre), y siempre se comenta la peculiaridad (para algunos) de que el poeta sea catedrático de cálculo de estructuras, arquitecto de profesión y ejerza esa labor en las obras de la Sagrada Familia de Barcelona, como si los poetas tuvieran que vivir (y beber) tan sólo de sus versos. Lo que no suele encontrarse en los perfiles dedicados al poeta es la referencia a una de sus grandes aficiones: el jazz. Una música que inunda sus composiciones, por donde aparecen Miles Davis, John Coltrane, Billie Holiday, Art Tatum... (como en el poema 'Loverman' de su poemario "Los motivos del lobo", incluido en el libro "El primer frío. Poesía (1975-1995)")

“Desde el sótano llega hasta la nieve sucia
este dorado son de Loverman.
La noche es fría y triste
si no arde con la droga y la bebida.
El saxo acompañado por el bajo
posee la dureza de una música
Que muere al alba, cuando se retira
como una afectuosa prostituta.
Baidelaire escuchó la melodía
de Parker en su amante de piel sepia.
De la belleza forma parte el mal.
Por ello Parker deja en esta pieza
que el saxo continúe tras la sombra
de una mujer que baila con los ojos
cerrados y abrazándose a nadie en la tiniebla.”

Y esta noche el trío de jazz sonó como un fabuloso quinteto en el que las voces de Joan Margarit y Pere Rovira se fueron alternando con los "solos" del resto de instrumentos, logrando emocionar y divertir, haciéndonos agitar el pie que marca el ritmo o la cabeza como si sintiéramos algo de la verdad que la música y la poesía buscan por medios a veces no tan diferentes. Hay algo medible y rítmico en ambas, una parte cerebral que no sería nada sin la emoción, el sentimiento o la inspiración que hace imposible escuchar dos veces las mismas notas del saxofón o la modulación y energía de la lecturas de Margarit, de quien recuerdo el movimiento de sus manos mientras leía. Las puertas abiertas de la improvisación estoy seguro que lograron un recital distinto en cada sesión: ya que lo que en principio iba a ser un único recital a las 7 de la tarde en el madrileño Círculo de Bellas Artes, se convirtió -debido al éxito de público- en una sesión doble: a las que sólo les faltó el ruido de fondo de las viejas grabaciones de jazz en locales donde la gente bebe y fuma sin ese riguroso silencio que el protocolo de estos eventos parece haber impuesto. Porque opino como la "voz" que habla en este otro poema de Margarit, 'Ternura de fondo', que termina así :

“Quizá el alma inmortal sea ese instante
frágil, preciso, breve, cuando tintinean
los vasos en algún viejo disco de jazz.”

No siendo un poeta muy prolífico, es una suerte que en lo que llevamos de año hayan aparecido dos novedades de Joan Margarit: su más reciente poemario, "Misteriosamente feliz", en la Colección Palabra de Honor de Visor Poesía, del que también seleccionó algunos poemas para recitar anoche. (Un poema puede parecernos sencillo por la misma razón que nos parece lo más natural que una catedral se mantenga en pie -nos dice siempre un amigo-.)

Y un pequeño libro, casi un breviario, de importancia similar al que homenajea: en "Nuevas cartas a un joven poeta", uno de los dos primeros títulos de la reciente editorial Barril & Barral, junto a la correspondencia de Arthur Rimbaud, "Prometo ser bueno" . En él, Margarit recuerda su primera y sucesivas lecturas del libro de Rilke "Cartas a un joven poeta", y dialogando con él y con su propia educación sentimental y literaria, termina construyendo lo que podría intuirse como su poética personal: la necesidad de escribir, leer y entender un poema, qué es un buen poema, cuál es la relación de la poesía con el mundo (con la realidad)... En fin, un libro tan importante que deberá obviar el orden alfabético para colocarlo junto al de Rilke (el orden de las bibliotecas personales es un misterio tan sólo descifrable por su dueño), y sobre el que volveremos a escribir.

Joan Margarit: el arquitecto


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